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El fuerte incremento del absentismo laboral se ha convertido, sin duda, en una de las principales preocupaciones de las pymes en la actualidad. Esta realidad se percibe de manera constante en nuestras entrevistas con empresarios, y además está respaldada por diversos estudios. Según el último Informe de absentismo laboral (primer trimestre de 2025) de Randstad, el número de personas que, en promedio, se ausentaron de su puesto de trabajo cada día aumentó un 4 % respecto al trimestre anterior, hasta situarse en 1.523.578.
Qué origina el absentismo laboral en la pyme
Las razones del absentismo laboral son muchas y variadas, pero en este artículo ponemos el foco en aquellas bajas laborales que en ocasiones son, para el empresario, difíciles de entender y de manejar. Me refiero a las que tienen una causa intangible, relacionada con la dificultad para el trabajador de desempeñar su trabajo en condiciones óptimas, que desemboca en cuadros de depresión, ansiedad o patologías similares. El problema es complejo y, en muchas ocasiones, muy frustrante para el empresario y su entorno directivo. Desde nuestra óptica, crear un clima laboral y de entorno favorables a todos y cada uno de los trabajadores, atendiendo a sus capacidades individuales y colectivas, es una de las claves.
El principio fundamental de partida es que un equipo equilibrado y cohesionado es mucho más que la suma individual de cada uno de sus miembros. Sin duda, el éxito de un equipo de trabajo pasa, de forma inexorable, por un exhaustivo conocimiento de las características y comportamientos de sus integrantes. Para llegar a este punto, hay distintas metodologías. En este artículo, nos centramos en “Los 9 roles de Belbin”.
El Dr. Meredith Belbin desarrolló una teoría de roles de equipos basada en atributos de comportamiento. Mediante una serie de sencillos tests, se pueden llegar a determinar las circunstancias personales que rodean al trabajador, su perfil personal y profesional y sus capacidades y posibilidades de adaptación al trabajo o función encomendada.
El Dr. Belbin determinó distintos modos de actuación de las personas en su entorno laboral. Estos comportamientos no son mejores ni peores en sí mismos, pero conviene conocer cuáles de ellos, y en qué medida, están presentes en cada uno de los miembros de un equipo de trabajo.
Nueve roles y tres categorías
Los nueve roles se dividen en tres categorías: roles de acción, roles mentales y roles sociales.
Los miembros del equipo que desarrollan roles de acción están listos para llevar a la práctica las diferentes funciones y trabajan bien con plazos estrictos. En cambio, los que sirven para roles mentales son pensadores críticos que pueden aportar ideas novedosas. Mientras que los integrantes que valen para roles sociales tienen sólidas habilidades comunicativas, que pueden ayudar a la hora de ofrecer respaldo a un equipo entero.
- Roles de acción: implementador, impulsor y finalizador.
- Roles mentales: monitor evaluador, cerebro y especialista.
- Roles sociales: investigador de recursos, cohesionador y coordinador.
Lo que más llama la atención cuando trabajamos con esta metodología son los resultados sorprendentes de combinar distintos roles a la hora de acometer un determinado proyecto. Es decir, hay roles que son el complemento perfecto para trabajar de manera combinada en equipo, mientras que otras combinaciones podrían llegar a ser un foco de conflictos.
Mediante la metodología Belbin, combinar distintos roles para acometer un determinado proyecto puede dar resultados sorprendentes.
¿Puede ayudar la inteligencia artificial en la aplicación de esta metodología?
Ya no cabe duda de que la IA se ha instalado en nuestras metodologías de trabajo, aportando un importante salto cualitativo y convirtiéndose en una herramienta fundamental para el desempeño de las funciones de algunos de estos roles.
Pongamos algunos ejemplos:
- Coordinador: Este rol se beneficia de herramientas de IA que faciliten la gestión del equipo, como por ejemplo el software de planificación y seguimiento de proyectos, para coordinar tareas y recursos de manera más efectiva.
- Implementador: La IA puede ayudar a los implementadores a analizar datos y procesos, identificando áreas de mejora y optimizando la ejecución de tareas.
- Finalizador: La IA puede ofrecer análisis de calidad y revisión de errores, ayudando a los finalizadores a asegurar que los productos cumplan con los estándares requeridos.
- Cerebro: Este rol puede utilizar la IA para la generación de ideas. Algunos ejemplos son las herramientas de brainstorming automatizadas o los algoritmos de análisis de tendencias que sugieren nuevas oportunidades.
- Monitor-evaluador: La IA puede asistir en la evaluación objetiva de datos y resultados, permitiendo un análisis más riguroso y fundamentado de la información disponible.
- Especialista: El uso de la IA puede actuar como un recurso complementario, proporcionando información actualizada y soporte en áreas técnicas específicas que los especialistas puedan necesitar.
Integrar la IA en un equipo con diversidad de roles, según el Dr. Meredith Belbin, no solo mejora la eficiencia, sino que también permite que cada miembro maximice su contribución, potenciando el rendimiento colectivo, aumentando la implicación y minimizando el absentismo.
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