Por Carlos Soto, Director de Consultoría en TACTIO
Desde marzo de 2020, nuestras vidas han sufrido un cambio importante. La llegada del coronavirus ha hecho tambalear la forma en que, tanto personas como empresas, habíamos vivido hasta ahora. Algunas restricciones, como los límites en el número de individuos que pueden compartir espacio o el uso obligatorio de mascarillas, son aspectos que han llegado para quedarse, al menos un tiempo.
El diario económico Cinco Días publicó en enero de 2021 un estudio según el cual un 90% de las empresas se está planeando acelerar de manera importante su proceso de transformación digital, adelantándolo hasta cinco años sobre los planes previstos y convirtiendo este objetivo en uno de los ejes prioritarios de su desarrollo durante este año.
La formación de los perfiles senior y la mejora de la comunicación entre generaciones han de ser los pilares de la transformación digital
Esto significa que muchas de las pymes de nuestro país transformarán sus negocios con la intención de crear plataformas B2B y B2C, pudiendo plantearse también la internacionalización de las empresas. Este dato se ve reforzado, además, con el incremento de ventas que están registrando los equipos tecnológicos. Durante 2020, su demanda ha aumentado un 27% en el mercado español, según Business Insider, convirtiendo el PC en un bien de primera necesidad, tanto en empresas como en hogares.
Reorganización de los procesos internos
Como consecuencia de esta revolución tecnológica, no ha de extrañarnos que, durante los próximos dos años, los ejes estratégicos de cualquier empresa pasen por reorganizar los procesos internos, incorporando el teletrabajo dentro de un nuevo modelo organizativo y, en definitiva, evolucionando hacia paradigmas más europeos, donde no se prime la presencia de la persona en la oficina sino los resultados obtenidos por ésta.
Al mismo tiempo, asistiremos a una importante potenciación de la venta digital, gracias a la cual el mercado local pasará a convertirse en mercado global. Pero esta transformación digital, tal como la estamos viviendo ahora, no se frenará aquí. Su aceleración provocará la aparición de aplicativos y programas que terminal móvil, nuevos servicios para compartir datos, renovadas formas de comprar y hacer negocio y un teletrabajo de nuevo nivel que facilite las tareas a realizar, mejorando al mismo tiempo la conciliación personal y familiar.
El 70% de los trabajos del futuro todavía no existen
La llamada revolución 4.0 cuestiona paradigmas laborales que hasta hace poco eran inamovibles. La flexibilidad y el enfoque multidisciplinar son las claves, porque algunos expertos aseguran que el 70% de los trabajos del futuro todavía no existen. La Covid-19 ha acelerado su llegada y desarrollo: ¡el futuro es ya! Y los desafíos que comporta son inmensos y, en algunos casos, incluso desconocidos.
El entorno VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) es efímero e instantáneo, debido a la irrupción de las nuevas tecnologías digitales, y obliga a repensar el futuro del trabajo. La reflexión a la que nos conduce todo ello es: ¿Están las empresas españolas preparadas para procesar este cambio en tan corto espacio de tiempo? ¿Serán los empresarios capaces de asumir esta revolución cultural?
¿Están los trabajadores mentalizados para integrar estas transformaciones? ¿Sabremos, como sociedad, evolucionar hacia un modelo donde se nos mida por nuestro rendimiento?
Formación y comunicación entre generaciones
Tratando de dar respuesta a estas reflexiones, uno de los factores principales a tener en cuenta son las personas que integran las empresas y, sobre todo, la generación a la que pertenecen, ya que la facilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías cambia dependiendo de su año de nacimiento. ¡Entre los individuos baby boomers y los alfa, ambos activos en el mercado de trabajo, han transcurrido nada menos que cinco generaciones!
Cuando los boomers crecieron ni siquiera existía internet, mientras que la generación alfa ha nacido prácticamente con la tecnología en la mano. Se le hace imposible entender que antes de Spotify hubiera compact discs y no digamos cassettes; y que para compartir una canción uno tuviese que ceder un auricular a la persona que tenía a su lado.
Ante esta realidad, es muy necesario desarrollar planes de transformación digital que se adapten a las personas y a los procesos de cada organización. No podemos renunciar a la experiencia (o al expertise, como se dice ahora) de los trabajadores senior, desplazándolos por los perfiles tecnológicos. Pero tampoco a la inversa: no debemos planear el futuro de nuestras empresas pensando solamente en la experiencia, sin contar con la tecnología.
Por consiguiente, la formación de los perfiles senior y la mejora de la comunicación entre generaciones deben ser los pilares de los planes de transformación digital. Por supuesto, hará falta invertir en tecnología, pero esta, por sí sola, no conseguirá revolucionar la empresa. Si una parte importante de los trabajadores no se identifica con esta tecnología, no sabe utilizarla o no entiende sus potencialidades, se perderá la capacidad de llevar a buen puerto los importantes retos que la pandemia ha puesto ante nosotros. En conclusión, las organizaciones tienen que transformarse digitalmente, pero deben hacerlo teniendo en cuenta que:
- Las personas de la organización han de recibir la formación adecuada.
- No podemos renunciar a la experiencia de los que mejor conocen los procesos y la organización.
- Los más jóvenes deben ser escuchados, pero también han de aprender a escuchar (comunicación).
- El plan debe estar bien estructurado. Pedir ayuda
nunca está de más.