La Cuarta Revolución Industrial ha llegado para quedarse y su salto de cualidad respecto al pasado es la mejora de la productividad y la relación con el cliente basada en una óptima experiencia a través de productos y servicios personalizados.
Si a todo ello añadimos el aumento de las expectativas de los clientes, la mayor exigencia en la innovación y calidad de los productos y, por supuesto, la presión competitiva, nos da como resultado un entorno empresarial cada vez más dinámico donde la tecnología es uno de sus mayores aliados. Precisamente, en un mundo cada vez más interconectado, el Internet de las Cosas se traduce como la próxima revolución tecnológica en la industria y una apuesta de las empresas a caballo ganador.

Cuando las máquinas hablan entre sí
El Internet de la Cosas o como se la conoce en inglés bajo las siglas IoT (Internet of Things) se refiere a una interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Para varios autores especialistas en la materia “el internet de las cosas tendrá una gran participación en el desarrollo de las actividades del ser humano en función de la evolución de herramientas que permitan la interconexión a través de internet “.
En el sector industrial se hace realidad toda esta conexión cuando se instala y se conecta entre sí una red de sensores capaz de transmitir datos entre sí. Entre los mayores beneficios están:
- La mayor ventaja competitiva es un mayor control de los procesos industriales y en la calidad de la información entre componentes.
- La mejora continua de los procesos recopilando y analizando grandes cantidades de datos en poco tiempo (Big Data) para adecuar sistemas en la línea de montaje en tiempo récord. De esta manera se puede optimizar un proceso de fabricación.
- La precisión en la predicción a partir del análisis de los datos en tiempo real que permite mejorar la toma de las decisiones y la optimización de los trabajos a distancia y en las gestiones de los equipos.
Una industria virtual
La conectividad entre componentes vinculada al trabajo en la nube permite también el análisis de productos salvando la limitación geográfica. Por tanto, equipos multidisciplinares ubicados en diferentes zonas regionales pueden trabajar en una misma línea de producto. De esta manera, podemos mejorar el índice de respuesta en caso de incidencias en fábrica y lograr también un producto final de mayor calidad con un coste mucho menor.
La comercialización también se ve afectada de forma positiva por la irrupción de IoT. En entornos donde la especificidad y el trato personalizado juega un papel crucial y el mercado exige un incremento de la productividad reduciendo errores, la tecnología sirve de apoyo constante. También, la reducción de los plazos de entrega y los frecuentes cambios o modificaciones en menor tiempo exigen a las fábricas algunas características que la Internet de las Cosas puede ofrecer:
- Seguimiento en tiempo real de los procesos de fabricación con opción de modificación inmediata
- Supervisión de la cadena de suministro.
- Gestión y revisión del stock
- Automatización y programación del mantenimiento de equipos
- Predicción de acciones de revisión y control
- Integración de los datos de fabricación en otros ámbitos del negocio: estructura comercial, decisiones estratégicas, etc.
Las fábricas que han convertido sus procesos clásicos en sistemas virtuales a partir de la conexión entre componentes inteligentes pueden avanzarse de forma proactiva a las situaciones.
Las industrias con capacidad para el trabajo virtual pueden recopilar datos en tiempo real para hacer un seguimiento en la cadena de suministro tanto del estado de sus materias primas como la geolocalización de sus productos. Así pueden detectar ineficiencias para optimizar el consumo de energía, el uso del espacio o la productividad de la plantilla. Integrar el IoT en la logística también permite una mayor trazabilidad y reduce los riesgos en la cadena de suministro.
Escenas donde la IoT es protagonista
El uso del Internet de las Cosas en la fábrica puede mejorar la productividad, mitigando errores y, en definitiva, generando valor. Estos son los ámbitos donde la tecnología de la Internet de las Cosas (IdC) actúa:
Control y seguimiento de las líneas de producción
La IoT permite simular y comparar los resultados que se derivarían de un cambio en una línea con un dispositivo móvil. Al mismo tiempo, se puede supervisar en tiempo real una transmisión en vídeo de un proceso de fabricación.
Minimización de errores en fábrica
La supervisión de activos de fábrica comparando datos históricos y actuales permite predecir incidencias y reaccionar con celeridad para detectar fallos con antelación. También permite controlar la maquinaria desde la línea de producción para notificar el error al momento, tanto si es un aviso de seguridad, como un error de fabricación. Además, la detección temprana de productos defectuosos reduce también el volumen de residuos y aboga por adoptar una economía circular.
Aumento de la calidad final del producto
La recopilación de datos ofrece una gran visión global de los procesos que facilita el avance de los productos en la cadena de fabricación, permite evaluar los patrones de uso y necesidad de mantenimiento y, en general, ayuda a mejorar la toma de decisiones para aumentar la calidad final del producto.
¿Cómo interactúa un cliente con el IoT?
Hoy en día, el cliente de una fábrica que utiliza sistemas de IoT puede seguir el proceso de fabricación de un producto y disponer de los plazos precisos de entrega. También obtiene datos de tiempos de producción y utilización de los equipos.

A partir de la información que se obtiene de cada punto del proceso puede observar elementos físicos en tiempo real que le proporcionan una información valiosa y transparente a la hora de escoger un proveedor. Por parte del fabricante, esta visión global operativa de cada función de la planta es un desafío permanente que le empuja hacia la excelencia.
En definitiva, la incorporación de la IoT en los procesos industriales permite lograr una serie de hitos que muchas fábricas persiguen constantemente:
1. Optimizar la eficiencia en la producción.
2. Mejorar la atención y servicio final al cliente
3. Reforzar las sinergias interdepartamentales
4. Incrementar la rentabilidad y ayudar en el crecimiento de la empresa