Por Alberto López, Consultor en TACTIO
La cadena de suministro: definición y objetivo
La cadena de suministro o supply chain es el proceso que abarca desde que el cliente realiza un pedido hasta que el producto o servicio ha sido entregado … y cobrado. Así, la cadena de suministro comprende la planificación, ejecución y control de todas las actividades relacionadas con el flujo de materiales y de información desde la compra de materias primas hasta la entrega final del producto al cliente, pasando por su transformación intermedia.
Es un proceso crecientemente complejo, debido a la globalización que ha ensanchado los límites en los que una empresa desarrolla su actividad. Por una parte, se han ido involucrando más actores en el proceso, más competencia y mayor exigencia en la demanda; y, por otra parte, el cambio en los hábitos de consumo como consecuencia de la aparición de nuevas formas de acceso a los productos, como por ejemplo el auge del comercio online que ha derribado todas las barreras geográficas, aspecto que se ha visto acrecentado con la COVID-19.
El objetivo principal de la cadena de suministro es hacer llegar los artículos o productos al cliente en la cantidad, calidad, tiempo y precio acordados, provocando la necesidad de tener que ser mucho más competitivo en la cadena de suministro (vigilando mucho más el coste a lo largo de la misma).

Elementos de la cadena de suministro
Planificar es el primer paso que debe realizarse en cualquier actividad industrial, y es la clave de la optimización de la cadena de suministro. ¿Qué se va a fabricar?, ¿qué se necesita?, ¿cómo y dónde se va a producir?, ¿dónde debe entregarse?, etc., son cuestiones que han de abordarse previamente, ya que dependiendo del tipo de producto que se quiere ofrecer, se tendrá que buscar instalaciones y condiciones adecuadas de almacenamiento, envases y embalajes a utilizar, medidas de seguridad, procesos de fabricación, estándares de calidad y normativas que cumplir, entre otros.
Las principales fases que componen la cadena de suministro son tres:
- Aprovisionamiento: se refiere a cómo, dónde y cuándo se consiguen y se suministran las materias primas para la fabricación de productos. En esta etapa de la cadena de suministro es importante tener bien planificado y coordinado la disponibilidad de los materiales, la cantidad requerida, y el plazo de entrega por el proveedor.
- Producción: comprende la transformación de las materias primas aprovisionadas, obteniéndose los productos acabados. La optimización del proceso productivo, en tiempo y coste, juega un papel diferencial en la estandarización de las operaciones y, por tanto, en un ciclo más ágil y eficiente.
- Distribución: esta etapa aborda las actividades que posibilitan que los productos lleguen a su destino final, e incluye tanto el almacenamiento como la entrega del producto al cliente.
El almacenamiento consiste en la manipulación intermedia de los productos, manteniéndolos bajo control en un determinado espacio de forma que su flujo de entrada y salida sea rentable para la empresa. Los almacenes y/o centros de distribución son el eje de esta etapa, en la que entran en juego factores tales como el nivel de inventario y el nivel de servicio al cliente, que pueden marcar la diferencia entre una gestión eficiente de la cadena de suministro y la actividad rentable de una empresa, o en su caso la pérdida de un negocio.
Así, una correcta gestión del almacenamiento debe tener en cuenta tanto picos de producción como fluctuaciones de la demanda, proyectando su impacto en el stock y posibles planes de contingencia para gestionarlo, teniendo en cuenta los costes de almacenamiento para evitar el encarecimiento del producto final, garantizando en todo momento una respuesta óptima a distintos niveles de demanda a la vez que se mantiene el inventario en los niveles que puede permitirse la empresa.
La entrega del producto acabado abarca desde la salida del almacén o centro de distribución hasta la entrega del producto al cliente final, y su objetivo no es únicamente realizar la entrega al cliente final, sino que ésta debe llevarse a cabo en el nivel de calidad acordado, con la mercancía en buen estado, y en el plazo estipulado con el cliente.
Si bien tradicionalmente se ha considerado que la distribución es la fase que cierra el ciclo de la cadena de suministro, puede considerarse otra etapa más, especialmente desde el auge que ha experimentado el comercio online en los últimos años, y también impulsada por la creciente importancia de aplicar criterios de economía circular: la etapa de devoluciones, también conocida como logística inversa, en la que se inicia un proceso en el que el cliente final envía de vuelta el producto (o los envases retornables) a la empresa.
¿Cuál es la relación entre cadena de suministro y logística?
Ya hemos visto la definición de cadena de suministro, pero: ¿qué es la logística?, ¿es lo mismo?, ¿cómo se relaciona con la cadena de suministro?
Siendo rigurosos, no son lo mismo. Podríamos decir que mientras la cadena de suministro hace referencia al flujo completo que sigue un producto hasta su venta, cubriendo todo su ciclo de vida, la logística es un eslabón de la cadena de suministro centrado en las actividades de almacenamiento de productos o mercancías, su transporte y entrega al cliente final. Como hemos visto antes, la cadena de suministro integra más operaciones, además de la logística, como pueden ser el aprovisionamiento y la fabricación, e incluso otro tipo de actividades vinculadas como las fases de diseño e incluso el marketing.
En la siguiente tabla se resumen algunas diferencias entre la logística y la cadena de suministro:
La logística, por tanto, optimiza la cadena de suministro, cuyo objetivo central es la competitividad. Por ejemplo, la cadena de suministro es la encargada de buscar las materias primas de calidad al mejor precio para fabricar el producto, y la logística se responsabiliza de llevar el producto al cliente al menor coste posible. O, de igual manera, la cadena de suministro ha de controlar los tiempos en los procesos de fabricación para que la logística pueda cumplir con los plazos de entrega acordados con el cliente.
Un buen sistema logístico asegura un flujo eficiente de producto e información que tendrá su mejor reflejo en una excelente relación con los clientes. Los errores logísticos en el transporte, el almacenaje o los inventarios producen daños significativos en las operaciones de la empresa y, sobre todo, en la relación con los clientes.
Características y beneficios de una buena gestión de la cadena de suministro
Para poder cumplir con su objetivo (que, recordemos, es cumplir el compromiso con el cliente al coste más competitivo posible), la cadena de suministro eficiente se caracteriza por:
- Coordinación. Proveedores, transporte, fabricantes, clientes, entre otros; forman parte de la cadena de suministro, y deben funcionar de forma independiente pero organizada para que el producto llegue al cliente final de forma satisfactoria.
- La cadena de suministro es una sucesión de actividades coordinadas que, en su conjunto, adquieren cierta complejidad. El ciclo completo implica muchos recursos humanos y materiales por lo que, para que el proceso completo sea eficiente, todas las partes implicadas deben operar equilibradamente. Que cada fase o etapa esté bien planificada y detallada es crucial para minimizar los potenciales riesgos.
- Flexibilidad. La cadena de suministro eficiente responde a criterios de agilidad y capacidad de respuesta rápida frente a los cambios del ritmo de mercado o las incidencias globales que puedan suceder, como por ejemplo una crisis sanitaria, o un conflicto bélico: debe adaptarse ágilmente a los cambios en la demanda y la oferta.
- Debe existir un flujo de información continuo de todo el proceso, desde el aprovisionamiento hasta la entrega final. Una cadena de suministro que funciona bien requiere comunicación dinámica y transparente para todos los actores involucrados.
Los beneficios esperables de una correcta gestión de la cadena de suministro son varios:
- Mejor atención y fidelización de clientes. Gracias a la eficiencia en los procesos productivos, la atención al cliente mejora en el tiempo de entrega o las condiciones de compra. Esto origina que los clientes tengan en mente la marca cuando piensen en estos determinados productos. Si la experiencia de compra es satisfactoria, repetirán
- Mayor trazabilidad y control, y mejor flujo de información. Podemos saber en tiempo real en qué eslabón de la cadena se encuentra el producto, lo que permite mayor control con actores externos como los proveedores o transportistas, y con las herramientas adecuadas se puede hacer el seguimiento de las fechas de entrada de aprovisionamientos, datos de producción, fechas de entrega, etc.
- Mayor rentabilidad y más competitividad. Se reducen todos los costes operativos de la cadena de suministro, lo que mejora la competitividad y permite llegar a nuevos mercados y clientes.
- Optimización de inventarios y reducción de espacio de almacenamiento. La gestión adecuada de la demanda permite sincronizar los niveles de inventario con los niveles de servicio adecuados, creando importantes ahorros, que aportan todavía más si somos capaces de crear relaciones estratégicas con los proveedores.
- Favorece la organización del trabajo. Cada actor de la cadena sabe sus funciones, cuándo debe llevarlas a cabo y la importancia de trabajar coordinados, funcionando como una cadena en la que cada pieza es clave para que el producto llegue en las mejores condiciones a los clientes.
- Una buena implementación de la cadena de suministro implica mejores resultados para una empresa, y puede incluso convertirse en una ventaja competitiva diferencial en nuestro sector, facilitando la entrada en nuevos mercados: los clientes juegan un papel decisivo, si nos eligen por este motivo acabaremos convertidos en un referente.
