La financiación empresarial: tipos y productos

Estrategia y dirección
La financiación empresarial
Por Luis Miguel Castro, Consultor en TACTIO

La financiación empresarial: tipos y productos

Definición.

Para comenzar de manera adecuada con un proyecto empresarial, se debe partir de una idea de negocio. Dicha idea debería estar preferentemente plasmada y desarrollada mediante un Plan de Negocio, tanto para evaluar su factibilidad como para detallar los recursos necesarios para su implementación con posibilidades significativas de éxito.

No podemos olvidar que, para llevar a cabo cualquier idea de negocio, se precisan una serie de medios materiales e inmateriales, que deberán ser adquiridos por la empresa, ya sea en propiedad o en préstamo. Dicha adquisición va a tener un coste determinado, el cual deberá afrontarse con los recursos que posea la compañía. Eventualmente, la empresa podría no tener suficientes recursos como para afrontar el Plan de Negocio, y es para eso que necesitaremos la financiación.

Se puede definir la financiación empresarial como el acto de dotar a la empresa de recursos suficientes para que pueda desarrollar su actividad. Esa dotación puede tener básicamente dos formas: efectivo o crédito.

Originalmente, cuando se crea una empresa y se desembolsa el Capital Social, estamos realizando el primer acto de financiación en la vida de la Compañía. Lo que ocurre es que prácticamente nunca basta con ese desembolso inicial. Dependiendo del Período Medio de Maduración del negocio, así como del Fondo de Maniobra que tenga la empresa, necesitaremos más o menos financiación para la actividad ordinaria o para acometer proyectos específicos.

Cobros y Pagos ≠ Ingresos y Gastos

El ingreso se produce cuando la empresa emite la factura, pero el cobro solo ocurre cuando dicha factura es atendida con medios de pago. Es decir, la empresa puede tener muchos ingresos en un período de tiempo determinado, pero quizá pocos o ningún cobro.

Por otra parte, el gasto se produce cuando adquirimos un bien o servicio y nos lo facturan, pero el pago solo sucede cuando cancelamos la factura con los medios de pago estipulados.

Así mismo, podemos añadir que los cobros no necesariamente generan liquidez inmediata, pues el pago podría realizarse con instrumentos diferidos, como pagarés. Y también cabe aclarar que el pago de una factura se puede hacer sin disminuir el nivel de liquidez de la empresa, si se realiza igualmente con instrumentos diferidos.

Resultado económico ≠ Variación nivel de tesorería

El resultado económico de la empresa en un período concreto se determina a través de la Cuenta de Pérdidas y Ganancias de la Contabilidad Financiera. Se calcula, a grandes rasgos, sumando los ingresos y restando los gastos, y después añadiendo la variación neta de valor de las existencias y/o productos semiterminados.

Como ya hemos dicho, esos ingresos y gastos no corresponden en el tiempo con los cobros y los pagos. Además, hay unos gastos (las amortizaciones) que no generan pagos. O no al menos a corto plazo ni por los importes exactos de las dotaciones.

Y para terminar de complicarlo, están las adquisiciones y enajenaciones de elementos del activo, así como los ingresos y gastos que sean periodificables o a distribuir en varios ejercicios, que en este sentido funcionan como las amortizaciones, porque no devengan cobros y pagos de tamaño o plazo similar a su ingreso o gasto correspondiente.

En resumen, es prácticamente imposible que el resultado económico de un período coincida o se acerque mucho a la variación del nivel de tesorería. Podrían darse casos extremos de empresas con pérdidas en un intervalo de tiempo cuya tesorería haya crecido, o empresas con beneficios contables y sin dinero en el banco.

Por ejemplo, Carrefour paga a sus proveedores a 60 días, pero nosotros pagamos la compra al contado. Imaginemos que hago una compra de 100 €, pero que a Carrefour le han facturado los proveedores esos artículos por 105 €. El resultado económico será de -5 €, pero Carrefour tendrá mis 100 € en su cuenta del banco desde el día en el que yo hago la compra, hasta el día en que pague a sus proveedores.

Y al revés, imaginemos que tenemos un taller mecánico y hacemos una reparación a un cliente. Las piezas y la mano de obra me cuestan 95 €, y facturamos 100 € al cliente. Si yo pago la nómina del mecánico y las piezas a fin de mes, pero no le cobro la factura a mi cliente hasta dentro de varios meses, ocurrirá que tendré un beneficio de 5 €, pero en mi banco habrá -95 €.

Objetivo de la financiación

La financiación empresarial tiene por objetivo cubrir los desfases de tesorería para permitir el desarrollo regular de las operaciones de la empresa, o permitir la implementación de un proyecto concreto dentro de la empresa.

 

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Tipos de financiación empresarial

Las clases de financiación empresarial se pueden agrupar desde varias perspectivas, siendo los criterios de clasificación un tanto difusos en algunos casos. Vamos a ver los más relevantes:

Según plazo

Podría decirse que existe la financiación a largo plazo y la financiación a corto plazo, en base al período de permanencia de los recursos en la empresa.

El Plan General Contable indica que el largo plazo es aquel que supera el período medio de producción, pero por convenio se suele adoptar el año natural. Es decir, 12 meses.

Así pues, el ejemplo extremo de financiación a largo plazo sería la suscripción de capital. El que compra acciones está inyectando recursos en la empresa a cambio de unos títulos de propiedad que la empresa no tiene obligación de comprar o amortizar en plazo alguno.

El extremo de financiación a corto plazo, en la vida real, podría ser un préstamo a pocos días que la compañía obtuviese de una entidad financiera.

Según garantías

Si bien hay quién podría decir que, según las garantías, podemos dividir los tipos de financiación entre los que requieren garantías reales y los que requieren garantías personales, en realidad las garantías personales son en último término reales, pues el acreedor evalúa el patrimonio del avalista a la hora de aceptarle o no como tal.

Quizá es más acertado decir que todas las garantías son reales, y enumerar tipos de las mismas:

  • Inmobiliarias. Las favoritas en España. Un bien inmueble previamente tasado actúa como garantía de pago. La crisis de 2008 las hizo menos apetecibles, pero aún a día de hoy son la más deseada.
  • Inversiones financieras. Un fondo o una cartera de acciones, bonos, letras del tesoro u otro tipo de activos.
  • Activos fijos de la compañía (no inmobiliarios). Principalmente maquinaria, pero podrían servir patentes.
  • Stocks. Es una garantía poco común todavía en nuestro país, pero habitual en el mundo anglosajón.
  • Acciones de la propia empresa. No necesita comentarios.
  • Contratos de la empresa con clientes. Especialmente deseados, por parte de las entidades financieras, aquellos que la empresa tiene suscritos con entidades públicas.

Según objetivo

Esto es, para qué exactamente necesitamos la financiación en la empresa.

  • Adquisición de activos. Dependiendo de la envergadura de los mismos, podemos necesitar un crédito hipotecario a 10 o más años, o un préstamo no ligado directamente al activo en cuestión y con un plazo de vencimiento menor.
  • Funcionamiento ordinario de la empresa. En este caso, resulta esencial conocer el fondo de maniobra, las previsiones de ventas, y las condiciones de compra de nuestros suministros. En base a todo eso se han de hacer previsiones de tesorería, para calcular cuánta liquidez vamos a necesitar en cada momento.
  • Atender imprevistos. Tales como multas, accidentes, deterioros de producción, y otros. En estos casos, es mejor tener un “colchón” de financiación a priori, que no tener que salir a buscar los recursos con urgencia, lo que muy probablemente encarecerá los precios a pagar por los mismos.

Según disposición

  • Préstamo. Cuando se facilita todo el importe concedido de una sola vez. P.e. un hipotecario
  • Crédito. Cuando el prestamista pone a disposición del prestatario un importe total que se va utilizando según las necesidades del prestatario. P.e. una línea de factoring.

Según conexión entre prestamista y prestatario

Si pensamos en el Sistema Financiero como un todo, nos daremos cuenta de que en realidad las empresas obtienen caudales a partir del ahorro de los particulares, pero habitualmente les llega a través de las entidades financieras. Esto sucede por diversos motivos, principalmente los derivados de la complejidad de publicitar las necesidades de la empresa y estructurar multitud de pequeños préstamos con infinidad de prestamistas. Es mucho más operativo acudir a un banco especializado, y la financiación así obtenida es indirecta, porque no existe contacto entre prestamista (persona particular con ahorros) y prestatario (empresa que recibe el préstamo).

Aún siendo cierto lo anterior, el caso es que existen algunos mecanismos de financiación directa, en los que el prestamista particular financia en primera persona a la empresa prestataria. Vamos a enunciar algunas de las principales variedades, sin entrar a fondo puesto que no es el objeto del presente escrito:

  • Emisión de participaciones o acciones.
  • Emisión de bonos, letras o pagarés. Las variedades son muchísimas, pero básicamente se trata de prestar un importe a una empresa a cambio de la devolución del principal en un plazo concreto, y el abono de unos intereses determinados en unos plazos especificados.

 

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Productos financieros

La financiación empresarial es un concepto que se concreta en la realidad mediante los productos financieros. Para gestionar correctamente una empresa, es imprescindible tener un cierto conocimiento de los mismos.

En realidad, el dinero es un factor productivo más, y como tal debe tratarse. De hecho, la visión clásica enuncia que los factores productivos son dos: capital y trabajo. La forma básica del capital es el dinero.

El dinero se adquiere en los bancos y entidades financieras, por lo que podríamos decir que éstos son “proveedores de dinero”.

Si lo pensamos detenidamente, al igual que tenemos proveedores de todas las materias primas o productos semiterminados que intervienen en los procesos productivos de nuestra empresa, y no delegamos en ellos el conocimiento y la fijación de precios de los mismos, parece obvio que no deberíamos delegar todo el conocimiento de los modos de financiación y de la fijación de precios en los bancos. Tenemos que entender lo suficiente como para saber qué producto de financiación puede ser el más adecuado para cada necesidad concreta, y no permitir que la entidad financiera nos coloque en cada momento aquel producto que más le interese.

A continuación, vamos a listar los productos financieros más comunes, y otros que no lo son tanto, con una breve explicación de los mismos. Los precios, que son sumamente importantes, varían con el tiempo y dependiendo de la entidad.

  • Crédito hipotecario. La estrella del sistema financiero español. Es un préstamo para la adquisición de un bien inmueble, que está garantizado por el propio bien. Habitualmente, las entidades españolas no conceden a las empresas más allá del 65% del valor de tasación, y con un límite temporal que no suele exceder los 12 años. Se debe ser muy cauteloso con este producto, porque conlleva inmovilizar mucha liquidez por plazos muy largos.
  • Póliza de crédito. La entidad financiera pone a disposición de la empresa una cantidad de dinero, normalmente por plazos anuales renovables. La empresa utiliza o no todo o parte de ese dinero para hacer frente a gastos habitualmente corrientes. Se paga un precio por el importe dispuesto, y otro por el importe no dispuesto.
  • Carta de crédito para importación. Este producto es tan antiguo como la Edad Media. Imaginemos una empresa española que quiere comprar un contenedor de un determinado producto a una empresa china. Las empresas no se conocen, y los españoles no quieren pagar por adelantado y los chinos no quieren enviar el producto antes de cobrarlo. La empresa española puede solicitar a su banco una línea de crédito para importación. Entonces, el banco español le pedirá a la empresa española que le facilite los detalles de la transacción, incluido el banco de la empresa china. En condiciones normales, ambos bancos pertenecerán a la plataforma SWIFT, que es una plataforma de mensajería financiera segura. El banco español le comunicará al banco chino que dispone de un capital reservado para pagar el importe de la transacción, si esta se realiza en base a unos parámetros previamente negociados por las empresas en cuestión. El banco chino confiará en su contraparte española porque pertenecen a SWIFT, y le comunicará al vendedor que puede realizar la entrega en condiciones seguras. La transacción se lleva a cabo, el banco chino paga a su cliente, el banco español paga al banco chino, y el comprador paga a su banco español. Los momentos de pago pueden no ser simultáneos, porque a veces el banco de cada empresa le ofrece adelantar el cobro o retrasar el pago (financiación sobre financiación).
  • Línea de descuento de pagarés. El banco de una empresa le ofrece adelantar el importe de determinados pagarés recibidos de sus clientes, a cambio de un coste.
  • Línea de Factoring. Lo mismo que el descuento de pagarés recibidos, pero con facturas emitidas. Esto es, el banco adelanta a la empresa una parte de las facturas emitidas a determinados clientes.
  • Línea de confirming. Sería el inverso del factoring. El banco de una empresa atiende a las facturas que los proveedores giran a la empresa, para más tarde cobrárselas a la empresa.
  • Avales. Esto es cuando una entidad financiera emite un aval a favor de una empresa. Se trata de un documento que garantiza el pago de las obligaciones de la misma (o de una obligación específica) hasta un importe determinado ante requerimiento del acreedor. Puede que no se disponga, pero facilita una operación concreta que de otro modo podría no producirse. Existen incluso Sociedades de Garantía Recíproca creadas por las autoridades públicas para conceder avales y hacer posibles determinadas operaciones.
  • Préstamos. Nos referimos aquí a los no afectos a un bien específico. A veces, las entidades prestan cantidades relativamente pequeñas con la garantía personal de la empresa. También los hay garantizados por el activo de la empresa, como por ejemplo los que concede Gedesco usando la maquinaria de la compañía como garantía. Hay otras variedades como los participativos, los capitalizables o convertibles, y muchos otros.
  • Renting y leasing. Se emplean para maquinaria y medios de transporte habitualmente. Aunque tienen una diferencia en su concepción, en la realidad funcionan prácticamente igual. Consisten en que la entidad adquiere el bien en cuestión, según las preferencias de la empresa, y luego se lo “alquila” por una cuota cerrada que suele incluir servicios asociados. Al final, la empresa puede decidir quedarse o no con el bien (aquí es donde radica la diferencia entre los productos), pero a efectos prácticos son lo mismo. La fiscalidad también difiere, pero tratarla no es el objeto de este escrito.
  • Pólizas de seguro. Se puede ver como una forma de financiar los riesgos, pues a cambio de una cuota fija se consigue “eliminar” el impacto del riesgo en la cuenta de resultados. Su coste dependerá de manera radical de que se produzca o no el hecho asegurado.
  • Tarjetas de crédito. En entornos o momentos complicados, se puede usar una o varias tarjetas de crédito, revolventes o no, para financiar pagos de la empresa.

A continuación, vamos a ver productos financieros no menos convencionales, pero sí ajenos al sistema financiero convencional. La mayoría de ellos se usan para arranques de actividad de empresas o proyectos que no tienen suficiente financiación bancaria.

  • F.F. Acrónimo en inglés de “Amigos, Familiares y Tontos” (friends, family and fools). No requiere más explicación. Este tipo de prestamista no solicita un análisis en profundidad del Plan de Negocio, por lo que son préstamos “sencillos” de conseguir, aunque el importe no suele ser muy alto.
  • Crowdfunding / Crowdlending. Podría traducirse libremente como “financiación de las multitudes”. Tiene cierta similitud con el inicio histórico de las Bolsas en Flandes y Bélgica, pues se trata de exponer una idea al público y solicitarle recursos financieros a cambio de un determinado retorno o participación. Son cantidades muy pequeñas que vienen de multitud de prestamistas. Esto es posible gracias al desarrollo de internet y las redes sociales. En el caso del crowdfunding, se llama así cuando el prestamista no quiere que le devuelvan el dinero, sino participar en el proyecto y quizá obtener algún producto gratis, más barato o personalizado.
  • Business Angels, Capital Semilla y Capital Riesgo. Son inversores que dedican recursos a financiar empresas, usualmente de alto contenido innovador. Suelen disponer de mucho capital, y valoran más el proyecto en sí que su capacidad de generar retornos, porque entienden que muy pocos de los proyectos acabarán generando beneficios, pero éstos pueden ser enormes y provenir de fuentes insospechadas (pensemos en una librería on-line llamada Amazon…). Así pues, no es raro que prefieran financiar a cambio de participaciones, en lugar de tener un derecho de cobro, porque entienden que la revalorización de las acciones o el cobro de dividendos les resarcirá ampliamente.
  • Private Equity. Igual que lo anterior, pero se trata de enormes fondos de inversión y de empresas grandes y consolidadas, no de start ups. Estos grandes fondos buscan entrar en empresas que ya sean rentables o que puedan serlo eventualmente, tanto para diversificar sus riesgos como para hacer networking corporativo.
  • Fondos públicos. Que pueden incluso ser a fondo perdido, esto es, que no haya que devolver el importe prestado. Suelen estar sujetos a condiciones muy concretas y tener objetivos de desarrollo a nivel nacional o regional.

 

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